Echarle ganas no es suficiente cuando quieres que las cosas sucedan y tener resultados o que estos sean diferentes. He notado como repetimos en automático frases que parecen sacadas de libros de texto, que definen situaciones que no ejemplifican acciones en concreto. Como cuando las personas dicen voy a pregonar con el ejemplo ¿Cómo podemos redefinir este ejercicio? realmente demostrando qué es lo que vamos a hacer para dar ese ejemplo.
Cuando queremos alcanzar un objetivo y no lo logramos, lo volvemos a intentar pero hacemos exactamente lo mismo que habíamos hecho antes, muy probablemente el resultado será mismo, aun cuando en nuestra mente nos digamos que le estamos echando ganas.
Reflexiona cuántas veces has dicho esta frase y cuántas veces no te has dado cuenta que estás haciendo exactamente lo mismo.
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